Lento, aletargado y somnoliento
ávido en palabras pero con los ojos de muerto...
El lobo aullaba en su madriguera
ávido de sangre y amor de luna.
Sed, hambre y deseo de ser hombre
pasión, locura y deliro de ser libre.
Se desgarro en un grito eterno
su piel de erizada sus uñas clavadas en la tierra
y sus ojos hundidos en el infinito.
El viento del oscuro bosque
plateado pelaje le agita
los recuerdos le están despedazando.
Su sangre hierve la trasformación en inminente
ella los espera lo ama lo desea
bajo el balcón de sus sabanas de seda.
Con sigilo entre las sombras oculto
como el Dios del sueño inducido.
Acrecentó su deseo y comienza su cortejo.
La carne echa verdad y sentimiento
se desliza como humo como viento.
Atraviesa los muros de su cuerpo
dos amantes sin mesura sin cordura
si miedo al tiempo ni al infierno
imagen de conrad roset
